Willy Loman: Alfredo Alcón Linda Loman: María Onetto-María Ibarreta Biff Loman: Diego Peretti Happy Loman: Luciano Cáceres- Sebastián Pajoni Charlie: Roberto Castro Ben: Carlos Bermejo Howard: Pablo Caramelo Bernard: Javier Lorenzo-Darío Tangelson La mujer: Mónica Santibáñez Stanley: Francisco Civit
Dirección: Rubén Szuchmacher Diseño de escenografía y vestuario: Jorge Ferrari Diseño de iluminación: Gonzalo Córdova Supervisión musical y adaptación sonora: Barbara Togander Asistente de dirección y stage manager: Betty Couceiro
Supervisión técnica: Jorge Pérez Asistencia de escenografía y vestuario: Andrea Mercado Asistencia de iluminación: Magalí Acha Asistencia de escenario y actor reemplazante: Nicolás Balcone Ayudante del director: Diego Echegoyen Vestidores: Indiana Manzione y Héctor Ferreira Fotografía: Claudio Divella Comunicación visual: EstudioK/Gabriela Kogan Representantes del autor: Fernando Mallorens-Federico del Pino Prensa: SMW
Asistente de producción: Jonathan Zak Productor ejecutivo: Jonathan Goransky Direcor de producción: Ariel Stolier Productores generales: Pablo Kompel y Adrián Suar
Muerte de un viajante, de Arthur Miller es una de esas obras que rápidamente ganó la adhesión de todos los públicos en infinidad de países. Son raros los espectadores de teatro que no la conozcan. Efectivamente, la obra de Miller se ha transformado en un clásico del Siglo XX. Junto a la Bernarda Alba, de Federico García Lorca, del Galileo Galilei, de Bertolt Brecht, o la desventurada Blanche DuBois, de Tennesse Williams, Willy Loman es uno de los antihéroes más conocidos del teatro. ¿Y en qué radica su vigencia? En la enorme vitalidad de un texto que, aunque estrenado a finales de los años '40, posee una teatralidad poderosa. La historia de este viajante que aspira a una vida mejor, pero que sueña con un mundo que ya fue; que espera que su hijo sea un triunfador, pero que fracasa inexorablemente producto de su propia ilusión. Muerte de un Viajante es la narración del fracaso de las ilusiones, de todos esos castillos de aire que, confrontados con la realidad, se desvanecen. Arthur Miller desarrolla a través de Willy y su entorno: su mujer Linda, y sus hijos Biff y Happy y los demás personajes, un momento de crisis en la vida de un ser terriblemente equivocado pero al mismo tiempo tan entrañable como los seres más queridos, los seres que uno más ama. Por eso, este viajante es tan famoso, porque no hay nadie en el mundo que no tenga algo que ver con él. Rubén Szuchmacher Fecha de estreno: 17 de enero 2007 Sala de estreno: Pablo Picasso de Paseo La Plaza